Entrega aérea de la cena gerencial
viernes, 26 de noviembre de 2004Por José Javier Pérez
end.jperez1@elnuevodia.com
Pavo por aire.
Los GERENCIALES de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA) que tras el inicio de la huelga viven dentro de las plantas de agua y alcantarillados no se privaron ayer de su tajada de pavo, llevado a las principales instalaciones abordo de un helicóptero.
A las 8:30 de la mañana la nave descendió en un predio al lado de la planta de filtración Enrique Ortega que purifica las aguas de la represa La Plata. Del interior de la planta salió José Lugo, uno de los siete gerenciales que operan la instalación, quien se acercó empujando un carrito de supermercado.
Dentro de éste echó la mercancía: platos sanitarios repletos de arroz con gandules y rebanadas de pavo. Cada plato estaba cubierto con plástico, sobre el cual alguien pegó un sello que leía "Feliz Día de Acción de Gracias". El combo incluyó ensalada de papas, flan y refrescos.
"Será la primera vez que experimento un Día de Acción de Gracias fuera de casa, pero luego de 52 días de huelga, ya los compañeros de trabajo son nuestra familia", dijo Lugo quien aseguró que no desayunó para dejar espacio para el banquete.
"Nosotros nos sacrificamos para que el resto del país tenga agua para fregar y limpiar", agregó.
La planta de filtración de La Plata en Toa Alta es una de las más importantes de la zona metropolitana, junto a la Sergio Cuevas en Trujillo Alto y la planta del Superacueducto.
En el área de los filtros, Ana Silvia Ortiz apretaba unos controles que activarían el sistema de lavado en reversa, proceso importante para garantizar que el agua cumpla con los parámetros de calidad que exige el Departamento de Salud.
Mientras hacía esto, en su casa su familia se preparaba para reunirse para la tradicional cena. "Lo que me da ánimo es saber que ellos me apoyan", dijo la ingeniera.
Bajo condiciones normales, en esta planta laboran 41 personas. Pero desde que empezó la huelga, el sistema funciona con siete gerenciales. Cada 15 días, dos de éstos salen para tomar un descanso, y ayer le tocó el turno a Roberto Maldonado.
Aunque Maldonado regresará a la planta el lunes, sus compañeros lo despidieron como quien se va en un largo viaje.
"Al estar trabajando todo el tiempo uno pierde la noción del tiempo aquí adentro y no sabe qué días es", dijo Maldonado quien abordó el mismo helicóptero en donde llegó el pavo y regresó a San Juan, donde lo esperaban su esposa Eleanor y su hijo Roberto.
En la planta Sergio Cuevas en Trujillo Alto, y donde se purifican las aguas de la represa Carraízo, el escenario fue solemne.
Los gerenciales recibieron los alimentos y prepararon una mesa que antes estaba en el salón de conferencias. La mesa se reubicó en un pasillo ancho entre los filtros y una oficina para hacer que el lugar luzca lo más acogedor posible.
El menú era el mismo, excepto que ellos añadieron turrón, dulces, nueces y pastel de calabaza. Sólo faltó el coquito.
Permanecieron de pie frente a la mesa. Rosa Toro, especialista en procesos de purificación, encabezó una oración para dar gracias. También pidió por el fin del conflicto laboral.
"Confiamos en poder regresar a nuestros hogares antes de Navidad", dijo previamente.
Abel Rivera, por su parte, señaló lo difícil que es estar lejos de la familia en un día especial.
"Ellos están reunidos ahora y ya nos comunicamos por teléfono. Ellos aceptan que tenga que trabajar, pero lo cierto es que lo resienten un poco", dijo.
El miércoles, las negociaciones por un convenio colectivo tuvieron un impulso notable cuando las partes prácticamente acordaron la sección de las reglas de disciplina tras aceptar la posposición de la discusión sobre otra cláusula de procedimiento disciplinario que había causado asperezas.
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