viernes, junio 03, 2005

Watergate: Encuentro casual que cambió la historia

Viernes, 3 de junio de 2005

Por José A. Delgado
jdelgado@elnuevodia.com


WASHINGTON – Un encuentro en la Casa Blanca en 1970, cuando era miembro de la Marina de Guerra, permitió al periodista Bob Woodward iniciar una relación de amistad con el alto funcionario del FBI que en medio del escándalo Watergate se convertiría en la fuente de información “Deep Throat”.

Woodward, el reportero que junto a Carl Bernstein reveló los más importantes detalles del caso, relató ayer por vez primera cómo forjó, por mera casualidad, una relación de amistad con Mark Felt, quien cuando estalló el escándalo que le costó la presidencia a Richard Nixon ejercía las funciones de número dos de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI).

Felt encontró en Woodward la oportunidad de revelar los manejos turbios del esfuerzo por encubrir la vinculación de la Casa Blanca de Nixon con la incursión ilegal a la sede del Partido Demócrata de Estados Unidos, en el edificio Watergate y que tuvo el propósito de escuchar las reuniones políticas de la oposición.

Cuando Woodward conoció a Felt el ahora periodista era un teniente de la Marina de Guerra al que se le encomendó entregar un documento confidencial en la Casa Blanca. Felt llegó al mismo recibidor y sentó junto a Woodward, en espera de la conclusión del cónclave que se desarrollaba a puerta cerrada.

“(Felt) no mostró interés alguno en desarrollar una larga conversación, pero yo estaba decidido a hacerlo. Finalmente, le extraje la información de que él era director adjunto de la FBI, a cargo de la división de Inspección, un puesto importante bajo la jefatura de J. Edgar Hoover”, indicó Woodward, en un recuento que publicó ayer en The Washington Post.

Woodward consiguió además que Felt le diera su teléfono directo y le utilizó a partir de entonces como consejero personal, en su esfuerzo por encaminar su vida profesional después de terminar, a los 27 años, su servicio en la Marina de Guerra, y en momentos en que decidía si quería o no estudiar leyes.

Cuando optó por la carrera periodística, Felt le comentó que los periódicos eran muy llanos y pocas veces iban al fondo de los acontecimientos. Woodward empezó su carrera en un periódico de Maryland, pero un año después, en 1971, era reportero de la sección metropolitana de The Washington Post.

A raíz del intento de asesinato del 15 de mayo de 1972 en contra del gobernador de Alabama, George Wallace, entonces precandidato presidencial republicano, Woodward telefoneó en varias ocasiones a Felt en busca de pistas informativas sobre el autor del atentado, Arthur Bremen. Felt le dio varias referencias.

Pero, no fue hasta el caso Watergate, el cual Woodward y Bernstein cubrieron inicialmente como un acto delictivo de la zona metropolitana de Washington, que la relación con Felt, como fuente informativa, se solidificó.

Cuando la investigación policial obtenida por Woodward vinculó a un ex agente de la CIA y colaborador de la Casa Blanca, Howard Hunt, con el caso Watergate, Felt le advirtió que este era un caso muy serio y le frenó desde entonces todo esfuerzo por comunicarse con él públicamente.

De ahí en adelante, Felt le ordenó mantener todos los encuentros de forma clandestina, utilizando mensajes secretos: Woodward le notificaba que necesitaba hablar con él colocando un tiesto en un balcón de su apartamento; y Felt le daba la hora dibujando un reloj en la página 20 del diario The New York Times que el periodista recibía en su apartamento.

Las reuniones se dieron normalmente en horas de la madrugada, como las 2:00 a.m., en un estacionamiento de un edificio de la localidad de Roslyn (Virginia), en la frontera con Washington D.C.

“Deep Throat” se convirtió entonces en la fuente informativa clave para guiar al Post durante su cobertura del caso Watergate, que provocó la renuncia en agosto de 1974 del presidente Nixon.

Woodward, Bernstein y el entonces director de The Washington Post, Ben Bradlee, guardaron por 33 años el secreto de que “Deep Throat” era Mark Felt. Hasta que la revista Vanity Fair adelantó a principios de semana que en su edición de julio incluye un reportaje y una entrevista con Felt en la que se anuncia que él era “Deep Throat”.

Felt, de 91 años, ha admitido que con esta revelación busca “escribir un libro o algo así y obtener todo el dinero que pueda”. Su familia, que le ofreció a Woodward escribir un libro o un artículo conjuntamente para dar a conocer que Felt era su fuente principal del caso Watergate, también admite que en parte la razón del anuncio ha sido el dinero.

Woodward, quien no aceptó la oferta de la familia, duda que Felt esté en condiciones de narrar su historia adecuadamente. Y dice que hasta tuvo dudas de si la condición mental de Felt, quien sufrió un leve derrame cerebral, es suficientemente buena como para haberle relevado del acuerdo de confidencialidad por el cual no divulgaría su nombre hasta su muerte.

Actualmente, el abogado de la familia, John O’Connor, quien escribe el artículo que publica Vanity Fair, negocia posibles acuerdos para hacer libros y películas, que pueden dejarle mucho dinero a los parientes cercanos de una figura que se consideraba el secreto mejor guardado del periodismo moderno.

Woodward, quien ya ha escrito 12 libros de gran venta, acelerará su propia publicación, la cual las casas editoras auguran tendrá gran éxito.

Hay menos certeza de cual será el éxito de la publicación que hagan los Felt – quien vive con su hija -, pues todavía se desconoce si “Deep Throat” mantuvo diarios de aquella época o tiene suficiente capacidad mental para recrear en detalle su participación en el caso Watergate.