Aguijón para la conciencia periodística
Jueves, 6 de abril de 2006Por Mario Alegre Barrios
malegre@elnuevodia.comMaestra de muchos no sólo por lo que enseña en el aula, sino también por el ejemplo de la ardiente pasión con la que ha abrazado el periodismo desde hace más de dos décadas, la doctora Milagros Acevedo Cruz ama pocas cosas tanto como la palabra escrita.
Fruto de este acendrado afecto es Muchas preguntas y algunas respuestas: La ética mediática, libro publicado por la editorial Plaza Mayor que será presentado hoy a partir de las 7 de la noche en Casa Blanca, al final de la calle San Sebastián del Viejo San Juan, rito que será compartido a dúo por los periodistas Jesús Dávila y José Javier Pérez.
Catedrática de la Escuela de Comunicación de la Universidad de Puerto Rico donde enseña desde 1983, Mila vacila al explicar la génesis de su vocación periodística, aunque asegura que desde muy niña le apasiona escribir por una razón fundamental: su pasión por la lectura. “A los 4 años ya leía de corrido”, recuerda con una sonrisa. “Creo que todavía me gusta más leer que escribir… no me puedo acostar sin leer”.
Así empezó a andar el camino que la ha traído hasta la publicación de su segundo libro. El primero fue Manual para periodistas, nacido en el 2000, y ambos han sido consecuencias lógicas de sus vivencias en al salón de clases como parte de una trayectoria que tuvo sus primeros signos en los diarios que de niña Mila llenaba, sin desear conscientemente ser escritora. “Nunca pensé en eso y menos aún en ser profesora”, reconoce. “De hecho, ni a mis muñecas les di clases. Por eso me sorprendió tanto descubrir la magia inmensa que hay en la enseñanza y las enormes satisfacciones que derivo de ese ejercicio”.
Antes que la pedagogía llegó el periodismo, con un doctorado de la Universidad de Navarra que, pese a la excelencia académica que le proveyó, no la preparó para el tránsito de la academia al mundo real.
Si bien reconoce que en ese cruce hubo cierto desencanto al confrontar lo que había idealizado con lo que encontró en la práctica, Mila sabe también que esto es algo que seguramente ocurre en todas las profesiones que se abrazan por verdadera vocación, como parte del proceso que empieza con la ilusión y desemboca en la confrontación con esas verdades que no siempre guardan correspondencia con lo imaginado. “Uno idealiza la profesión y lo que quiere hacer el resto de la vida”, apunta. “Se sale de la academia con unas expectativas, con unos sueños que no siempre se cumplen. No obstante me reconcilié pronto con eso porque aprendí a disfrutarlo, a pesar de las circunstancias”.
Mila regresó de España recién graduada en una época en la que era muy difícil conseguir trabajo en el mundo de las comunicaciones. Empezó a trabajar en la Oficina de Prensa del Senado y posteriormente escribió para El Reportero y también en El Nuevo Día, hasta que el destino la llevó a solicitar empleo como profesora en la Escuela de Comunicación Pública de la UPR en 1983. “Estaba en el Senado cuando me ofrecieron trabajar en Suplementos de El Nuevo Día”, recuerda. “Ansiaba trabajar en un periódico porque no siento afinidad alguna con los medios electrónicos. Acepté y luego llegó la oferta para ir a la Universidad de Puerto Rico. Tenía en la cabeza que mi doctorado sólo se justificaba si me dedicaba a la enseñanza y por eso fue que solicité el trabajo en la Universidad, sin muchos deseos de que me aceptaran, pero sí con la esperanza de que ese ejercicio liberaba mi conciencia de, al menos, justificar el doctorado. Para mi sorpresa, me aceptaron con un contrato de un año y ya han pasado 23”.
Mila asegura que “si vuelvo a nacer, vuelvo a ser periodista… de eso no tengo la menor duda”, con la misma convicción que reitera su fascinación por la enseñanza. “Fue una revelación que todavía me conmueve”, asevera. “Enseño algo que me encanta y que me hace estar al día… tengo mi casa llena de libros. En fin, no sé explicarlo… no obstante, al día de hoy sigo pensando que soy más periodista que profesora”.
Consecuencia -al igual que el primer libro- de la comunión de sus pasiones por el periodismo y la enseñanza, La ética mediática tiene como génesis el goce que Mila experimentó en su clase de ética mientras estudiaba en la Universidad de Navarra. “Tomar esa clase fue también una revelación, sobre todo al comparar esos principios con las actitudes que veo en la manera como muchos periodistas manejan la ética en la profesión”, acota. “Luego de tomar un taller sobre ética en Estados Unidos, decidí plantearle a la Universidad de Puerto Rico la posibilidad de crear una clase sobre este concepto para la Escuela de Comunicación, donde nunca se había dado una clase de esta naturaleza. Lo aceptaron y así empezó todo… tenía infinidad de notas, vídeos y otros recursos, de los cuales perdí muchos con el huracán Georges. Seguí enriqueciendo lo que quedó hasta que pedí otra sabática para este segundo libro, que es un decantando de los diez años que tiene la clase”.
La autora reconoce que quizá la parte más ardua del proceso fue saber cuando parar y que en eso su editora -Patricia Gutiérrez, de Plaza Mayor- fue de una gran ayuda. “Cada día encontraba más y más material que pude haber incluido, pero nunca hubiera terminado”, acepta sonreída. “Todavía ahora, cuando lo leo, pienso que pude haber incorporado muchas cosas más, pero entiendo también que eso es por mis afanes perfeccionistas.”
Quizás una de las grandes virtudes se adivina desde la portada misma del libro a través del enunciado que precede al título: “Muchas preguntas y algunas respuestas…” por la enriquecedora promesa que entraña para el lector el hecho de encontrar en el texto, de manera articulada y orgánica, diversas cuestiones que deberían ser la voz de la conciencia perpetua del periodista a la hora de ejercer el oficio. Si se agradecen las respuestas que Mila nos ofrece, más se agradecen las preguntas que lanza como aguijones para invitar a la reflexión.
“Espero que así sea… tengo la certeza de que en estos momentos no sólo es importante que se hable de ética en el ejercicio periodístico, sino que es vital”, asegura. “Te confieso que tengo frustraciones en el salón de clases y es natural: los estudiantes están empezando y necesitan aclarar muchas cosas en sus vidas, entre ellas si el periodismo es realmente lo que quieren. A veces no veo un interés genuino por aprender… hay excepciones y en ellas me concentro, en aquellos estudiantes que adivino cierta pasión. Respeto tanto esto que a veces me agobia y me mortifica mucho también cuando veo a muchos profesionales que no lo toman en serio. A pesar de la urgencia que por su naturaleza tiene el periodismo, es necesario que cada cual se detenga cinco minutos a reflexionar sobre la trascendencia que tienen las notas que escribe y el efecto irreparable que puede tener si no se ejerce un cuidado extremo en los conceptos éticos que deben regir cada vez que se sientan a redactar una noticia”.
Asimismo, Mila comenta que sufre cuando muchos dicen que estudiar ética no es necesario porque la que es aplicable es la ética personal del propio periodista, ya que eso deja muchas puertas abiertas y es como quitar un semáforo en un cruce de calles. “Sí, cada cual tiene sus habilidades y la mejor intención de no ocasionar un accidente, pero hace falta un sistema mayor que regule el comportamiento”, sostiene. “Eso es lo que hace la ética… eso es autocontrol, concepto que no tiene nada que ver con la autocensura o con la censura que intentan imponer fuerzas ajenas al ejercicio del periodismo. El autocontrol lo da la ética y no se puede obviar esta realidad. Hacerlo equivale ampararse en el relativismo.”
Como colofón, Mila señala que lo único que anhela ahora que el libro ya ha sido publicado, es que todos los que piensan que la ética es un asunto eminentemente personal le den una oportunidad a este texto. “Si no logro hacerlos cambiar de opinión, espero al menos hacerlos pensar sobre el tema y ese es un buen punto de encuentro”, apostilla.
Periodistas difunden abuso del FBI
Viernes, 17 de febrero de 2006Por Cynthia López Cabán
End.cynthia.lopez@elnuevodia.comAl reiterar que el Negociado Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) “miente” y “encubre” una acción injustificable de sus agentes, los líderes de las organizaciones de periodistas del país denunciaron ayer una ofensiva para denunciar ante diversos foros nacionales e internacionales los atropellos que sufrieron a manos de este cuerpo policiaco el pasado viernes.
Ese día, agentes federales que allanaban un apartamento en el edificio De Diego 444 golpearon, arrastraron y rociaron con gas pimienta a los reporteros que cubrían el operativo.
Días después, el jefe del FBI en Puerto Rico, Luis Fraticelli, señaló que los periodistas provocaron el enfrentamiento al interferir con la labor de sus agentes.
Las fotografías, los vídeos y los testimonios de los periodistas agredidos, sin embargo, atestiguan otra realidad.
Ayer organizados como un frente común, la Asociación de Periodistas de Puerto Rico (Asppro), el Overseas Press Club, la Asociación de Fotoperiodistas y el Centro para la Libertad de Prensa indicaron que la primera gestión para lograr que se adjudique responsabilidad por lo sucedido será enviar copias de los vídeos y cartas explicativas al Departamento de Justicia de Estados Unidos, la dirección del FBI, el Inspector General del Departamento de Justicia, las dos comisiones congresionales que supervisan al FBI y la Casa Blanca.
También delatarán la situación ante organizaciones defensoras de los derechos de los periodistas como Reporteros sin Fronteras y la Sociedad Interamericana de Prensa, así como organizaciones que velan por los derechos civiles.
“El Sr. Fraticelli debe saber que seguiremos adelante con nuestras gestiones, que no nos dejaremos intimidar por sus intentos de responsabilizar a la prensa por lo sucedido y que ante el pueblo... está claro que el ataque no se justificaba de ninguna manera”, afirmó Oscar Serrano, presidente de la Asppro en una rueda de prensa.
Además, emplazó al jefe de FBI a que presente la evidencia que tenga en su poder y que apoye su versión de los hechos. “El no puede hablar de que tiene evidencia. La tiene que presentar”, aseveró Serrano.
Planteó también que la renuencia de Fraticelli a recibir y contestar una carta que le fue cursada por las organizaciones periodísticas confirma que “miente” y que “está encubriendo la actuación inexcusable y criminal de sus agentes”.
Las organizaciones, además, darán seguimiento a las querellas criminales que radicaron ante el Departamento de Justicia de Puerto Rico, los reporteros Cosette Donalds Brown de WKAQ Radio, Joel Lagos de Radio Puerto Rico, Normando Valentín y Víctor Sánchez, ambos de Noticentro.
Serrano añadió que sólo se concentrarán en los ataques a la prensa para evitar que la acción se interprete como un asunto político partidista. El día que fueron agredidos los periodistas, el FBI allanaba residencias de personas vinculadas a la lucha por la independencia de Puerto Rico.
Solidaridad de otras entidades
Por su parte, la presidenta de la Comisión de Derechos Civiles, Palmira Ríos, anunció que ese organismo realizará vistas públicas sobre el asunto, mientras que el representante en Puerto Rico de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés), William Ramírez, indicó que dicho cuerpo también realiza gestiones que podrían desembocar en una demanda.
Mientras, Margarita Sánchez, directora ejecutiva de Amnistía Internacional, Sección de Puerto Rico, dijo que divulgará lo acontecido a través de la organización, que vela por los derechos humanos.
Por su lado, el presidente del Colegio de Abogados, Julio Fontanet, se ofreció a proveer asesoramiento legal y representación a los reporteros cuyos medios no les provean apoyo.
A la rueda de prensa, que se efectuó en el Taller de Fotoperiodismo en Puerta de Tierra, asistieron los directivos de varios medios del país como Larry Sanz, gerente general de Univision; Luis Alberto Ferré Rangel, director de El Nuevo Día; Rubén Keoseyán, director de Primera Hora; Luis Torres Negrón, director de noticias de TUTV; Laura Candelas, coordinadora general de Radio Universidad de Puerto Rico; e Ismael Nieves y Luis Penchi, de Radio Isla, entre otros.
Mohler: “es una persecución más”
Sábado, 11 de febrero de 2006Por Ricardo Cortés Chico
rcortes@elnuevodia.comMayagüez - Más de una treintena de agentes del Negociado Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) allanaron ayer las oficinas del Comité Ecuménico para el Desarrollo Económico Comunitario (CEDECO) en el poblado Rosario de San Germán y la residencia del subdirector de esta entidad William Mohler García, en el barrio El Limón de Mayagüez.
Los agentes, muchos de los cuales mantenían sus rostros cubiertos, vestían fatigas militares y portaban armas largas. En la mañana de ayer ocuparon por sorpresa ambas estructuras, llevándose documentos, vídeos, discos compactos, computadoras y teléfonos móviles, entre otros objetos.
De acuerdo con Mercedes Marina Rodríguez, esposa de Mohler García, y quien se encontraba durmiendo en la residencia al momento del operativo, los agentes federales “revisaron hasta los medicamentos que hay en la casa”. Precisó que de la residencia se llevaron afiches que portaban mensajes de paz, dos computadoras, discos compactos, documentos de viaje, recibos de pago de contribuciones, directorios telefónicos, tarjetas de presentación, estados de cuenta bancarios, y escritos relacionados a proyectos y préstamos estudiantiles y de desarrollo comunitario.
En cambio, según Mohler, en las oficinas de CEDECO el FBI ocupó alrededor de seis computadoras, varios documentos, el teléfono móvil de Mohler, discos compactos, “floppy drives”, y videocintas.
De acuerdo con Rodríguez, la intervención en su residencia la dirigió el agente Julio Nazario, del FBI.
Durante el operativo se pudo observar a personal del FBI tomándole fotos a los periodistas y los curiosos que llegaron frente a la residencia donde se conducía el operativo.
Según el subdirector de CEDECO, no existe “ninguna” razón por la cual se pueda dudar de la integridad de los trabajos de esta organización y atribuyó el operativo a su activismo a favor de la independencia de la Isla. Entretanto, Rodríguez se negó a contestar si el operativo está relacionado al supuesto contacto entre su esposo y el fenecido dirigente del Ejército Popular Boricua, mejor conocido como Los Macheteros, cuando este último permanecía en el clandestinaje.
Sin embargo, apuntó que el operativo es “una persecución más que se realiza tras la muerte de Ojeda Ríos. Yo creo que llevan tiempo vigilándonos. Yo los sentía por el área”.
Poco antes de que los agentes del FBI se marcharan de la residencia de Mohler y Rodríguez, dos abogados miembros de la Coordinadora Rompiendo El Perímetro, llegaron hasta el área del operativo para “ofrecer asesoría legal a los afectados”.
El FBI accedió en dejar que el abogado Federico Comas Montalvo se acercara a la verja frontal de la residencia, desde donde pudo dialogar por poco tiempo con Rodríguez, quien ese entonces aún permanecía detenida por los oficiales.
Repudio colectivo al exceso de fuerza contra la Prensa
Sábado, 11 de febrero de 2006Por Daniel Rivera
end.drivera@elnuevodía.comLa agresión contra periodistas ayer por agentes del Negociado Federal de Investigaciones generó una ola de críticas tanto de los grupos de prensa del país como de defensores de los derechos humanos.
Miguel Rosa, presidente de la Asociación de Fotoperiodistas, expresó que lo irónico es que antenoche estaban reunidos con el superintendente de la Policía Pedro Toledo para discutir la interacción de periodistas con agentes de seguridad.
“Salimos con la esperanza de que estos incidentes no iban a volver a ocurrir, aunque sabemos que ésto no fue con estatales sino con federales. Nos sentimos disgustados por la manera en que nos han tratado como periodistas y fotoperiodistas y ellos siempre han tratado de intimidarnos mientras hacemos nuestro trabajo, pero que sepan que no vamos a claudicar en nuestro oficio de mantener al pueblo bien informado”, dijo Rosa.
Helga Serrano, directora del Centro para la Libertad de Prensa, destacó que no hubo esfuerzo de diálogo.
“Me parece que no es manera de proceder, que debe haber una manera más adecuada de proceder con la prensa. Creo que se debe dialogar y llegar a unos entendidos. Censuramos cualquier agresión y más si envuelve violencia”.
En un comunicado de prensa, la Asociación de Periodistas de Puerto Rico (ASPPRO) detalló la intención casi criminal que reflejan los vídeos y las fotos de lo ocurrido, y no se descarta que sea en represalia por la cobertura.
“Los agentes no usaron la fuerza y el gas para defenderse, los usaron ofensivamente para atacar a la prensa", dijo Oscar Serrano, presidente del gremio.
El Club Ultramarino de Prensa también expresó su repudio por lo ocurrido.
Mientras, Amnistía Internacional envió un comunicado en el que expresa preocupación por la forma en que el FBI condujo los allanamientos.
“Además de haber hecho uso excesivo de la fuerza con esta acción, el FBI violó los derechos humanos y civiles de los periodistas y el derecho de la comunidad a ser informada”, se indicó.
¿Libertad de expresión o expresión de opresión?
Miércoles, 8 de febrero de 2006Juan CAraballo Resto
Experto en Antropología de la ReligiónEl pasado 30 de septiembre el periódico danés Jyllands-Posten publicó una serie de caricaturas en la que se satirizaba al profeta Mahoma.
Como un experimento para conocer los límites de la autocensura en Dinamarca por la presión musulmana, el redactor de dicho periódico, Flemming Rose, animó a los dibujantes daneses a que le enviaran caricaturas del profeta del Islam al enterarse que el autor de un libro sobre Mahoma no encontraba ilustradores para su obra por miedo. Al final, sólo recibió 12 dibujos, los cuales fueron publicados en serie.
En la historieta, aparece el fundador del Islam luciendo un turbante en forma de bomba presta para estallar, mientras que otro dibujo lo presenta como un nómada que empuña un cuchillo, flanqueado por dos mujeres vestidas con velos negros.
Como era de esperar, los musulmanes en todo el mundo han expresado su enojo e indignación sobre las caricaturas, ya que en el Islam se considera una blasfemia cualquier imagen del profeta. Todos ellos, a través de protestas que van desde sanciones diplomáticas, boicots, hasta incendios a embajadas europeas y amenazas de muerte al editor y caricaturista, denuncian la falta de sensibilidad y respeto hacia su fe .
Sin embargo, el Jyllands-Posten se reafirma en que las reacciones por parte del mundo musulmán evidencian una falta de comprensión sobre la libertad de prensa y expresión, cualidad esencial de las llamadas sociedades democráticas. Por tal motivo, la semana pasada rotativos como Die Welt, de Alemania; La Stampa, de Italia; France-Soir, de Francia y El Periódico, de España se han solidarizado con los daneses reproduciendo la tirilla satírica, defendiendo así también, su derecho a la libertad.
Ante este cuadro, me parece relevante preguntarse: ¿era necesario publicar las viñetas que identifican a Mahoma con la violencia para hacer el experimento o bastaba con reproducir las otras diez? ¿Es necesario insultar, ridiculizar o humillar gentes de creencias distintas para demostrar que la libertad de expresión es un derecho humano fundamental?
Me parece que en nuestras sociedades democráticas la libertad de expresión debe estar sujeta a otros derechos elementales, como lo es la dignidad propia del hombre y la mujer, especialmente los extranjeros. De la misma forma en que la libertad de prensa no puede amparar la descalificación gratuita de personas e instituciones, tampoco creo que deba proteger a quienes agreden las creencias religiosas de una parte de la sociedad, pues dichas creencias forman parte del meollo mismo de la dignidad humana.
Sin lugar a dudas, la libertad sin sabiduría y control resulta en opresión y brutalidad. Por tanto, publicar afirmaciones que laceran a las personas en sus convicciones religiosas no es libertad. Todo lo contrario: es un acto de marginación y crueldad. Peor aún, la publicación se produjo, además, en un momento en que Dinamarca ya vivía un tenso enfrentamiento con la minoría musulmana, el 4% de la población. Muestra de ello son las declaraciones de la reina danesa y cabeza de la Iglesia local, efectuadas al periódico británico The Daily Telegraph en abril pasado en las que dijo: “Tenemos que mostrar nuestra oposición al Islam y tenemos que correr el riesgo de que se nos pongan etiquetas desagradables, porque hay cosas por las que no deberíamos mostrar tolerancia”.
En momentos donde los brazos islamistas estan alzados, Estados Unidos libra su “guerra contra el terror” y los europeos exhiben una gran aversión hacia el Islam y los musulmanes, la publicación consecutiva de estas caricaturas es una clara invitación a la violencia. La ofensa a las creencias religiosas es, sin duda, de los mayores peligros que amenazan la estabilidad del mundo.
Sólo tenemos que hacer un poco de memoria para darnos cuenta que las sangrientas cruzadas, inquisiciones y holocaustos que han conformado nuestra historia han sido provocadas por “guerras santas”.
Desgraciadamente, el debate sobre la publicación de las viñetas ofensivas dará más pretextos a los radicales y terroristas que usan la religión como excusa para sus acciones. La ofensa no debe reemplazar al diálogo respetuoso como arma principal de la libertad de expresión.
Un diálogo franco sobre las diferencias entre Islam y Occidente puede resultar más productivo, que las agresiones verbales y visuales que predominan hoy los intercambios de ambas partes.
El autor es estudiante doctoral de Antropología de la Religión en la Universidad de Aberdeen (Reino Unido).
Castro, la muerte de Kennedy y el silencio cómplice
Viernes, 27 de enero de 2006Carlos Alberto Montaner
Escritor y periodistaDesprecio las teorías conspirativas de la historia, pero a veces hay que rendirse ante la evidencia. Con abundantes pruebas en la mano, el documentalista alemán Wilfried Huismann ha atribuido a Fidel Castro la responsabilidad del asesinato del presidente norteamericano John F. Kennedy ocurrido en Dallas el 22 de noviembre de 1963. El documental, titulado “Cita con la muerte. Castro y Kennedy”, estrenado en la televisión pública alemana, aporta diversos documentos y algunos testimonios novedosos, pero los elementos más contundentes son un informe de la inteligencia mexicana, clasificado como “Oswaldo-Kennedy”, en el que se afirma que en septiembre de 1963 Lee Harvey Oswald recibió en México seis mil quinientos dólares de los servicios secretos cubanos como ayuda para que llevara a cabo el crimen proyectado.
Por su parte, Oscar Marino, ex oficial del G-2 cubano, ya anciano y exiliado, corroboró la pesquisa del cineasta alemán: “Se ofreció para ejecutarlo, y nosotros lo utilizamos”.
No es la primera vez que se maneja esa hipótesis. Jackie Kennedy y Lyndon Johnson, sin duda dos de las personas más cercanas al presidente, lo creían firmemente, pero ocultaron esa certeza para no provocar otro incidente con la URSS. Si en ese momento revelaban sus fundadas sospechas, dada la indignación de la sociedad norteamericana, era inevitable invadir Cuba y castigar al culpable, pero la estremecida Casa Blanca no quería otra peligrosa confrontación con el Kremlin semejante a la que en octubre de 1962 había puesto al planeta al borde de una guerra nuclear.
Bobby Kennedy, entonces fiscal general de Estados Unidos, seguramente también compartía la misma sospecha, pero tampoco le convenía acusar a Castro. A fin de cuentas, parece que el dictador cubano, como le advirtió al embajador brasileño en La Habana pocos días antes del crimen, estaba respondiendo de esa manera a los intentos de asesinato organizados por el hermano del presidente con la ayuda de la mafia.
A partir de esta censurable ocultación de información a la sociedad norteamericana, tanto en Washington como en La Habana se desarrollan dos estrategias para manipular a la opinión pública.
En Washington se frena y desvía de las pistas adecuadas a los investigadores del FBI, especialmente de las fuentes mexicanas, y se crea la Comisión Warren para persuadir al mundo de que la muerte del presidente de Estados Unidos había sido la obra aislada y solitaria de un loco peculiar e incontrolable.
En La Habana, Fabián Escalante, precisamente el oficial de inteligencia que viajó a Dallas el día del asesinato de Kennedy, acaso para monitorear la operación, hoy general y ex jefe de inteligencia, para borrar sus propias huellas elabora la teoría de que hay otros tiradores que le disparan a Kennedy. Escalante imputa el crimen a Herminio Díaz, un exiliado con antecedentes violentos, ex compañero y amigo de Fidel Castro en la Unión Insurreccional Cubana (UIR) a fines de los años cuarenta, supuestamente acompañado en el magnicidio por Eladio del Valle, otro exiliado también de inquietantes antecedentes.
Naturalmente, cuando apareció la coartada de Escalante, tanto Díaz como Del Valle habían sido convenientemente liquidados por los servicios cubanos, de manera que no podían defenderse de la acusación.
Queda suelto, sin embargo, el cabo de Jack Ruby, asesino de Oswald. ¿Por qué una persona de la baja catadura moral de Ruby, que no es un fanático ni un patriota, pero sí parece ser un mafioso disciplinado, se sacrifica y ajusticia a Oswald ante las cámaras de la televisión americana? Para tratar de contestar la pregunta es de rigor hacerse la clásica pregunta policiaca: ¿quién se beneficiaba directamente de la muerte de Oswald?
Sin duda, los mafiosos, Bobby Kennedy y Fidel Castro, personas que hubieran debido enfrentarse a graves problemas si se descubrían sus oscuras maquinaciones. En todo caso, lo que resulta extraordinariamente vergonzoso es que, primero, el gobierno de Bush, ante las nuevas evidencias aportadas por los alemanes, no reabra las investigaciones para darle a la sociedad norteamericana la verdad definitiva que se le ha escamoteado durante tantos años; y, segundo, que el senador Ted Kennedy y el resto de esa poderosa familia no digan de una vez por todas lo que saben, creen o sospechan de la muerte de John, el miembro más ilustre de la familia y el más admirado de los presidentes norteamericanos de la segunda mitad del siglo XX.
Ese silencio por parte de los Kennedy, a lo que se suma la amistosa visita a Fidel Castro de algún miembro del clan de Boston, es casi tan inexplicable y repugnante como esta vieja y cansada historia de mentiras, ocultamientos y desinformación.
©Firmas Press
Sin inspiración García Márquez
Viernes, 27 de enero de 2006Por Agencia EFEEl Premio Nobel de Literatura en 1982 no descarta, sin embargo, que un día le vuelva la inspiración, a pesar de que diferentes indicios le hagan dudar de ello.
En realidad “con la práctica que tengo, podría escribir una nueva novela sin más
problemas, pero la gente se da cuenta si no has puesto las tripas”, asegura el escritor colombiano en un resumen de esta entrevista que el diario español publicará en su próximo suplemento dominical.
García Márquez se detiene en diversos aspectos de sus dos últimas obras, el volumen de memorias Vivir para contarla (2002) y la novela corta Memorias de mis putas tristes (2004).
Sobre la continuación de la primera, el escritor explica a La Vanguardia qué obstáculos de índole personal impiden una pronta aparición del segundo volumen, sobre el que ya había estado trabajando.
En cuanto a Memorias de mis putas tristes, García Mázquez descubre que la versión finalmente publicada es una quinta parte de lo que inicialmente previó.
Habla también de su estancia en Barcelona y reconoce que al comienzo de las década de los setenta, allí se “vivía excelentemente, da pena admitirlo”, asegura el escritor.
Rememora también cómo, en aquellos años, escribió El otoño del patriarca, su novela sobre el ocaso de un dictador, y cómo decidió no regresar a España tras la muerte de Franco (1975), que le sorprendió en Bogotá.
Además revela que, de forma anónima, suele venir cada año a su casa de Barcelona, “aunque ahora hacía cinco años que no lo hacía y mi visita del 2005 causó demasiado alboroto”, agrega en el extracto de esta entrevista.
Su fascinación por el poder es también otro tema de la entrevista que se publicará en el suplemento dominical, en la que habla del ex presidente del Gobierno español Felipe González y de Bill Clinton -algunos de los políticos que todavía le visitan-.
También se refiere a su papel de mediador en el proceso de paz colombiano entre la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el Gobierno.
“He sido siempre más conspirador que firmador”, asegura el Premio Nobel.
Recomendado un plebiscito para 2006
Viernes, 23 de diciembre de 2005Por José A. Delgado
end.jdelgado@elnuevodia.comWASHINGTON – La Casa Blanca recomendó ayer al Congreso que regule en 2006 un plebiscito que le permita a los puertorriqueños decidir si quiere cambiar su relación política con Estados Unidos, para entonces encaminar a Puerto Rico hacia la estadidad o la independencia.
Esa es la principal recomendación de un “infome de progreso” sobre las alternativas de status para Puerto Rico que un grupo interagencial le rindió ayer al presidente George W. Bush y a los líderes principales del Congreso federal.
En el informe, cuya redacción le tomó al “task force” dos años y ocupó menos de 10 páginas, se reafirma como política pública del Ejecutivo federal que el llamado Estado Libre Asociado (ELA) es una alternativa de status transitoria, subordinada al Congreso que no puede considerarse como un acuerdo de “consentimiento mutuo” entre Estados Unidos y la Isla.
En ese aspecto, reafirman, como se esperaba, posiciones asumidas por los gobiernos de George Bush, padre, y Bill Clinton, que han sido fuertemente disputadas por el Partido Popular Democrático (PPD) y que dieron nacimiento al controvertido proyecto Young de la década pasada.
Para Kevin Marshall, copresidente del grupo interagencial y representante del Departamento de Justicia, el objetivo legal principal del documento es aclarar que no es posible crear alguna forma de ELA que requiera consentimiento de Puerto Rico para poder ser alterado. “La Constitución (de Estados Unidos) no lo permite”, indicó.
Bajo el ELA, “el Congreso puede legislar directamente sobre asuntos locales o decidir por ley la estructura de gobierno, como lo hace con Guam o las Islas Vírgenes de Estados Unidos”, agrega el informe, que principalmente fue redactado por Marshall y el otro copresidente del “task force”, Rubén Barrales, director de la Oficina de Asuntos Intergubernamentales de la Casa Blanca.
Más aún, el informe –en una redacción que levantó ayer nuevas ampollas en el Ejecutivo de Puerto Rico- advierte que el poder soberano de Estados Unidos sobre la Isla puede ejercerse a tal punto que pudiera otorgarle la independencia por decreto a la Isla o “cederlo” a otra nación.
El informe adopta como apéndices un memorando del presidente George Bush, padre, publicado en noviembre de 1992, en el que se pide tratar a Puerto Rico como un estado federado.
También reconoce memorandos de Justicia federal bajo la administración Clinton. Uno de 1994, sobre Guam -cuyo contenido divulgó recientemente El Nuevo Día-, describe las posturas asumidas por Estados Unidos en torno al alcance de su relación jurídica con Puerto Rico y otro de enero de 2001 que reafirma que la Isla está subordinada a los poderes plenarios del Congreso federal.
Para Barrales, pese a que los puertorriqueños puedan optar por mantener el status “territorial” actual, el Congreso debe buscar la forma de terminar el debate y promover una forma de gobierno “permanente”.
“Si inicialmente ellos (los puertorriqueños) votan a favor de retener el actual status -lo que pueden hacer-, y quieren mantener el territorio de forma indefinida… periódicamente el Congreso puede proveer votaciones para medir la voluntad del pueblo cada cierto tiempo”, indicó Barrales, en una conferencia telefónica.
Con respecto a la estadidad, el informe sostiene que el Congreso puede imponerle condiciones a Puerto Rico para ser admitido como un estado, aunque éstas pueden ser revertidas por la Isla una vez anexado totalmente. Legisladores del PPD hubiesen querido que este informe discutiera asuntos como la “supermayoría”, el idioma y la representación olímpica internacional en un Puerto Rico estado 51. Pero, no hay un debate sobre esos temas.
El informe, no obstante, reconoce que un status de territorio incorporado es una posibilidad en camino hacia la estadidad. Bajo ese status, Estados Unidos puede reclamar a los residentes de la Isla el pago de contribuciones federales antes de Puerto Rico tener los plenos derechos de la estadidad. Pero, los representantes del Gobierno de Bush indican que pudiera haber “un período de transición” que ayude a “minimizar desajustes económicos”.
Si Puerto Rico decidiera optar por su independencia, el grupo interagencial señaló que los que decidan reclamar la ciudadanía puertorriqueña y los que tienen ciudadanía estadounidense estatutaria –es decir los nacidos en la Isla- se pueden exponer a perder la ciudadanía estadounidense, a menos que otra cosa se acuerde por tratado o legislación.
La libre asociación –descrita en inglés como “free associated state” – es reconocida en el documento como una alternativa si Puerto Rico quiere su independencia de Estados Unidos. Pero, considera que hay dudas de si es práctico pensar en ese tipo de estatuto político, que tienen pequeñas islas del Pacífico, cuando se analiza el futuro de un país de 4 millones de habitantes.
“Entre las opciones constitucionales disponibles, el status de libre asociación puede ser lo más cercano a proveer una relación entre Puerto Rico y Estados Unidos más parecida a lo que defienden los defensores del ‘nuevo ELA’ ”, agrega el informe, que aunque habría sido aprobado hace casi una semana, generó más discusiones en los últimos días, incluso dentro del Departamento de Estado.
Técnicamente las recomendaciones del informe son de la autoría de los miembros del grupo interagencial de trabajo, pero por ser publicadas y referidas al Congreso han tenido que obtener el visto bueno al más alto nivel de la Casa Blanca. Barrales, además, es el encargado de los asuntos de Puerto Rico en la Casa Blanca.
De todas formas, pocas veces la Casa Blanca propone legislación específica, pues ese tipo de iniciativas suele quedar en manos de sus aliados del Congreso o departamentos del Ejecutivo. El informe se divulgó en momentos en que el Congreso, y Bush, iniciaban sus vacaciones de Navidad.
Los titulares de mañana
Los últimos tres días de agosto, en la candente ciudad de Monterrey, al norte de México, un centenar de periodistas de las Américas y España se reunió para discutir sobre lo que puede pasar con la profesión en las próximas décadas.
El encuentro siguió a otro que la Fundación para un Nuevo Periodismo había organizado en Cartagena y Bogotá a finales de junio, y las conclusiones fueron, en los dos casos, tan inesperadas como diversas.
En el seminario de Colombia coincidieron teóricos lúcidos como Jean-François Fogel, el director de la edición virtual de Le Monde de París; Joaquín Estefanía, director de la escuela de periodismo de El País de España, y Jon Lee Anderson, el célebre corresponsal de guerra de The New Yorker.
En Monterrey, las figuras centrales fueron Gabriel García Márquez y el dibujante rioplatense Hermenegildo Sábat, que ganó este año el gran premio de la Fundación por su trayectoria profesional.
Quizá la más notable de las ideas que se enunciaron durante esos días, aunque no la menos evidente, es que Internet está cambiando el periodismo a tal punto que la información no es ya controlada sólo por los medios sino más bien por los usuarios.
Mientras la mayoría de los grandes diarios tiene que hacer esfuerzos formidables para que sus cifras de venta no caigan aceleradamente, ciertos sitios virtuales como el de Ricardo Noblat, en Brasil, logró más de 1.7 millón conexiones únicas en agosto, con un promedio de 200,000 lectores asiduos por día.
Noblat era un periodista sin prestigio y un desocupado crónico. La desesperación - o la desesperanza - lo indujeron a abrir un boletín informativo personal. En la jerga virtual éso se llama un “blog”. Noblat ha sido tan influyente que algunos periodistas de Veja y de O Globo suelen pedirle que los mencione en sus informes para captar más lectores.
El éxito de Noblat demuestra que cualquier reportero con talento e imaginación podría ahora convertirse en un empresario respetable y afortunado casi de la noche a la mañana. Algunos de esos “blogs” sirven como herramientas de propaganda a políticos astutos.
Si bien la radio y la televisión son ahora los canales informativos más usuales en América Latina, ambos lenguajes se preocupan abrumadoramente más por impresionar que por informar a los ciudadanos.
En muchos casos, están en manos de comunicadores improvisados, que se dirigen a sus audiencias como si la compusiera una mayoría de analfabetos.
La televisión sobre todo tiende cada vez más a tomar partido en el orden de las ideas, como sucede con el muy conservador canal de noticias Fox.
A Monterrey asistió Aram Aharonian, director general de la cadena TeleSur, que intenta convertirse en el equivalente de Al Jazeera de la América hispana y que, como se sabe, está sostenida por el gobierno venezolano en un 60 por ciento, con participaciones menores de Cuba, Argentina y Uruguay.
Las objeciones al nuevo canal llovieron sobre Aharonian. Se le dijo que Al Jazeera, a pesar de que su presupuesto depende del emirato de Qatar, ha dado incontables señales de independencia y que acaso no sea tan fácil para él afrontar las presiones de Hugo Chávez y de Fidel Castro.
Con razón, Ahraronian pidió que se le diera tiempo al menos hasta octubre para juzgar los resultados de su gestión y aseguró TeleSur pertenece a los estados que la pagan, no a los gobiernos. Cuando las voces de escepticismo se volvieron torrenciales, prometió solemnemente que ante la menor presión oficial o el menor acto de censura, entregaría su renuncia.
Aunque los medios audiovisuales y la red fueron el centro de la atención en Monterrey, lo que va a suceder en el futuro con los diarios y revistas se revisó en todos los almuerzos, después de haber sido tema central de reflexión en el seminario de Bogotá.
Los medios gráficos no van a desaparecer ni a perder influencia, por supuesto. La exigencia de una mayor calidad narrativa valdrá tanto para ellos como para la radio, la televisión y el interés, que corren con franca desventaja en ese terreno.
Es posible que se vendan menos ejemplares, pero los lectores de diarios tendrán mayor poder político, económico e intelectual.
En Bogotá me tocó reflexionar no sobre los medios sino sobre el periodista como emisor de información y, sobre todo, como conciencia de su comunidad. Elaboré entonces un decálogo con el que se dio fin a esa reunión y con el que ahora cierro esta columna.
1) El único patrimonio del periodista es su buen nombre. Cada vez que se firma un artículo insuficiente se pierde parte de ese patrimonio.
2) Hay que defender ante los editores el tiempo que cada quien necesita para escribir un buen texto y el espacio que necesita dentro de la publicación.
3) Una foto que sirve sólo como ilustración y no añade información alguna no pertenece al periodismo. Las fotos no son un complemento, sino noticias en sí mismas.
4) Hay que trabajar en equipo. Una redacción es un laboratorio en el que todos deben compartir sus hallazgos y sus fracasos.
5) No hay que escribir una sola palabra de la que no se este seguro, ni dar una sola información de la que no se tenga plena certeza.
6) Hay que trabajar con los archivos siempre a mano, verificando cada dato, y estableciendo con claridad el sentido de cada palabra que se escribe.
7) Hay que evitar el riesgo de servir como vehículo de los intereses de grupos públicos o privados.
8) Hay que usar siempre un lenguaje claro, conciso y transparente. Por lo general, lo que se dice en 10 palabras siempre se puede decir en nueve, o en siete.
9) Encontrar el eje y la cabeza de una noticia no es tarea fácil. Tampoco lo es narrar una noticia. Nunca hay que ponerse a narrar si no se está seguro de que se puede hacer con claridad, eficacia, y pensando en el interés del lector más que en el lucimiento propio.
10) Recordar siempre que el periodismo es, ante todo, un acto de servicio. Es ponerse en el lugar del otro, comprender lo otro. Y, a veces, ser otro.
Actress: Emergency landing 'surreal'
LOS ANGELES, California (AP) -- Actress Taryn Manning says flying in an airliner that was the subject of a breaking news story she sat watching on inflight TV was the most "out of body experience I ever had."
Manning, who has appeared in such films as "Hustle and Flow," "Crossroads" and "8 Mile," was among 140 passengers on the JetBlue airliner that had to make an emergency landing Wednesday at Los Angeles International Airport after its front landing gear became stuck in a sideways position. No one was hurt.
JetBlue airliners have satellite television monitors installed in the backs of the seats so passengers can watch TV during their flights.
"When we saw our plane on TV as 'breaking news' ... it was the most surreal, out of body experience I ever had," Manning told talk-show host Craig Ferguson during a taping of "The Late Late Show" on Thursday.
While the plane circled Southern California for three hours to burn off excess fuel before landing, Manning said she, like other passengers, wrote a note to her family.
"I just composed a little something so that if anything happened they would know that our last goodbye wasn't on the phone," she said.
The passengers displayed a range of emotions during the ordeal, according to the actress.
"A lot of the women of course were crying," she said. "There was a gentleman across the way who was writing in his journal and crying, and seeing that isn't easy."
When the plane finally touched down safely amid a shower of sparks and smoke as its front tire disintegrated, Manning said passengers burst into a deafening round of cheers and applause.
"It sounded like Dodger Stadium in there," she said.