miércoles, agosto 31, 2005

Educando al nuevo periodista

Miércoles, 31 de agosto de 2005

Helga I. Serrano
Dir. Ejec. Centro
para la Libertad de Prensa


Si todo marcha bien para Mildred Marie Meléndez, y no hay por qué pensar lo contrario, dentro de unos años estará de reportera, tal vez en algún diario o noticiario local, cubriendo los temas culturales que le apasionan. Para este reto se está preparando hace dos años como estudiante del Programa de Comunicación de la Universidad del Sagrado Corazón, en Santurce.

Mildred, de 19 años, acaba de comenzar su tercer año de estudios en periodismo, al que asegura sentirse atraída desde su segundo año de escuela superior, en Manatí. “Supe que quería ser periodista porque combina dos de las tareas que más disfruto: la lectura y la escritura”, dice. Inmediatamente, con una gran sonrisa, cuenta que cuando informó de esta decisión a sus familiares, algunos de ellos se quedaron pasmados. “¿Tú, periodista? ¿Pero cómo va a ser, si eres tan tímida? Y si hay revolcones, ¿cómo los vas a enfrentar? Muchacha, estudia otra cosa”, le aconsejaron. Por supuesto, no les hizo ningún caso y más bien siguió los consejos de sus padres, que le dijeron: “estudia lo que tú quieras; te apoyamos en tu elección”. Y así ha sido.

Cuenta Mildred que su mamá se ha convertido en la más crítica lectora de los textos que escribe para sus clases. Y su papá, quien es maestro, le corrige los errores que de vez en cuando se le van. Al igual que la mayoría de los estudiantes universitarios, combina sus horas de estudio con trabajos a tarea parcial, por lo que sus días y algunas noches son sumamente ajetreadas. Actualmente colabora, sin paga, en una revista de decoración porque considera que los conocimientos y experiencias que allí adquiere bien valen la pena. Pero, anda a la caza de un trabajo con remuneración.

No pude dejar de pensar, mientras conversaba con Mildred -a quien el entusiasmo por el periodismo se le desborda por los poros- en cómo yo, cuando todavía era adolescente, soñaba con trabajar en un periódico. Como ella, el periodismo era el escenario para mis dos grandes pasiones: la lectura y la escritura. Sin embargo, en aquella época, la década de los sesenta del siglo pasado, no existían en Puerto Rico los estudios universitarios en periodismo, y sólo los afortunados con recursos económicos suficientes podían darse el lujo de ir a estudiar a Estados Unidos, o en algún otro país con esos ofrecimientos.

Como yo no estaba en ese grupo, opté por otro camino. Pedí y obtuve una cita con Miguel Angel Santín, quien entonces era subdirector del desaparecido periódico El Mundo, en el Viejo San Juan, y le pedí consejos sobre qué debía hacer para convertirme en periodista. Tantos años después, todavía recuerdo a Santín, todo un personaje en el periodismo puertorriqueño del siglo 20, diciéndome, en su voz medio fañosa: “mire jovencita, si yo fuera usted, ingresaba a la Universidad de Puerto Rico, a una facultad como Ciencias Sociales o Humanidades, estudiaría todo lo más posible sobre diferentes temas, porque el periodista necesita saber muchas cosas y aprender a buscar información”. Yo, que al igual que Mildred era tímida y “nerd”, lo escuché con suma atención, asintiendo con mi cabeza. Al despedirse, Santín me dio un apretón de manos y me dijo: “vuelva a verme cuando termine”. Cuatro años más tarde, estaba de vuelta con diploma en mano de la UPR, con bachillerato en Humanidades, con concentración en Historia, y créditos sueltos en asignaturas variadas. A los pocos días estaba sentada en la parte trasera de aquella sala de redacción poblada de escritorios desiguales, de maquinillas manuales y ruidosas, de máquinas de telex que vomitaban informaciones todo el tiempo, y que daban la voz de alarma a través de un peculiar tintineo para avisar una noticia urgente. Me tuve que pellizcar para confirmar que sí había llegado a la redacción de un periódico, y me había convertido en reportera, una totalmente ignorante de lo que debía hacer.

Sin saberlo entonces, iba a formar parte de la última generación de periodistas puertorriqueños que aprendían el oficio, como se le consideraba entonces, dentro de las propias salas de redacción, en una larga trayectoria de aprendizaje que se remontaba a los inicios del periodismo, en el siglo XVI. Los maestros eran los jefes y editores (en mi caso tuve la suerte de tener como primer supervisor a Darío Carlo, uno de los periodistas más extraordinarios que he conocido) y, por supuesto, a los compañeros y compañeras veteranos que ayudaban a uno, y daban consuelo y esperanza cuando se fallaba.

Los estudios universitarios en periodismo comenzaron en 1972, cuando la Universidad de Puerto Rico estableció la Escuela de Comunicación Pública a nivel de maestría y, en 1977, inició el programa de bachillerato. Tanto estos programas, como los establecidos en instituciones universitarias privadas, han captado el interés de cientos de jóvenes, al incluir otros ofrecimientos tales como medios electrónicos, cine, relaciones públicas, publicidad y, por supuesto, el periodismo cibernético. Y es un interés que no ha mermado.

Por ejemplo: en 1972, la Escuela de Comunicación Pública de la UPR -hoy día Escuela de Comunicación- tuvo una matrícula de 32 estudiantes y, en 1977, ingresaron 41 al programa de bachillerato. Treinta y tres años más tarde, o sea en este comienzo del año académico 2005-2006, la Escuela tiene una matrícula de 636 estudiantes de bachillerato y 60 en maestría. El Programa de Comunicación de la Universidad del Sagrado Corazón, establecido en 1977, duplicó este semestre el ingreso de estudiantes interesados en estudiar periodismo.

Es interesante anotar que paralelo a la educación universitaria de los que aspiran a convertirse en periodistas, las propias salas de redacción de los periódicos han vuelto a convertirse en talleres de formación y educación para sus empleados, especialmente para aquellos que hacen su ingreso. A través de seminarios, talleres, invitaciones a otros colegas reconocidos, grupos de discusión y otros recursos educativos, se reafirman y actualizan los conocimientos de una profesión que ha tenido en los últimos 30 años cambios tecnológicos tan vertiginosos que dejan a uno boquiabierto.

Claro, la educación del periodista tiene que ajustarse a estos tiempos de cambios irreversibles. En el caso de los periódicos, en competencia continua con los otros medios por atrapar el interés y lealtad de un público atareado, se están transformando en proveedores de la información desde sus propias salas de redacción, a través de distintos canales, como la radio, la televisión e internet. Esto conlleva nuevas maneras de recopilar la información, de redactarla en distintos estilos; de presentarla de forma impactante y atractiva. Todo ello dentro del marco inalterable de la ética periodística, que salvaguarda la responsabilidad, la honestidad y profesionalidad que hacen a la prensa merecedora de la confianza del pueblo. Este es el gran reto de las escuelas que forman comunicadores, entre los cuales se encuentran los periodistas, y de los estudiantes que cada año hacen su ingreso a los distintos programas.

¿Habrá trabajo para ellos y ellas?, me preguntan con frecuencia. Y mi respuesta es: Sí, lo hay y habrá para los que sientan pasión, dedicación y entusiasmo por el periodismo. Es cuestión de aferrarse a la ambición, de prepararse lo mejor posible y aprovechar al máximo las oportunidades, aunque en el momento no sea lo que realmente le gustaría a uno hacer.

Mildred Marie es consciente de que llegar a ser reportera, en su caso de temas culturales, puede resultar muy cuesta arriba. Así me lo advirtió Santín hace mucho tiempo.

domingo, agosto 07, 2005

Balance en la vida sin rehuir opciones



Domingo, 7 de agosto de 2005

Por José Javier Pérez
end.jperez1@elnuevodia.com


Se les llama el sexo fuerte aunque mueren más rápido y un simple catarro los lanza de un tirón, como moribundos desahuciados, a la cama más cercana.

Y aunque a muchos se les caiga el pelo, desarrollen enormes panzas y hasta les salgan pelos en las orejas, sin ostentar y quizás inmerecidamente estos mamíferos bípedos están bien cotizados en el mercado matrimonial, pues hay pocos.

No sólo escasean los “príncipes azules”, los intelectuales y los facsímiles razonables de actores hollywoodenses. También hay carestía de feítos, pipones, bajitos, y hasta de los que nunca se motivaron por obtener títulos universitarios.

¿Dónde están los hombres?

Basta con reunir a un grupo de mujeres solteras y en edad casamentera para obtener la misma respuesta: si no están casados, son homosexuales o les falta inteligencia para sostener una conversación.

Precisamente, El Nuevo Día reunió a un grupo de féminas profesionales, entre los 31 y 39 años de edad, cuyas impresiones, testimonios y experiencias sirvieron para ponerle rostro a estadísticas de población que muestran que en Puerto Rico existe un desbalance de géneros.

Datos de la Oficina del Censo de la Junta de Planificación analizadas por el demógrafo Arnaldo Torres revelan que para el año 2000 había aproximadamente 93 hombres por cada 100 mujeres. Y aunque esta brecha aparenta no ser tan amplia, lo cierto es que a medida que los hombres ganan edad su presencia en la población disminuye.

¿Compensa la naturaleza?

De manera general nacen más niños que niñas. Curiosamente, y como si se tratara de una estrategia compensatoria de la naturaleza, en todo el mundo nacen entre 105 a 110 niños por cada 100 niñas, relación que comienza a reducirse a partir de los 15 años de edad, dijo Torres. A partir de los 20 años de edad ese bajón se empina en una cuesta vertiginosa hasta llegar a la edad de 85 años o más, cuando la relación es de 66 hombres por cada 100 mujeres, explicó el demógrafo.

“Es como si los hombres viniéramos con alguna deficiencia para vivir en el mundo”, dijo Torres en tono de broma.

A lo anterior se añade que la expectativa de vida de los varones es menor, y se suman las muertes violentas como consecuencia del crimen, accidentes automovilísticos, actividades riesgosas y enfermedades como el sida, explicó el demógrafo.

Al efecto entre natalidad y mortalidad se podría sumar la emigración. Históricamente, ha sido el hombre quien deja su país para irse a la guerra o a buscar un mejor trabajo. Pero este aspecto hay que tomarlo con pinzas ya que al presente son las mujeres las que están obtienen más grados académicos y pueden estar también dominando la corriente migratoria de quienes dejan la Isla buscando un futuro mejor, indicó Torres.

“Es que los hombres, tras que hay pocos, son como los teléfonos públicos: la mayoría están ocupados y la otra mitad no sirve”, dijo Glorimar Betancourt Torres, una ponceña de 31 años de edad y maestra de profesión.

Glorimar superó la tristeza que le causó el romper con el hombre con quien se casaría y hoy día celebra que aquella boda nunca se materializó. “Me siento airosa de no haberme metido en una relación de maltrato”, declaró.

Está contenta con su situación actual y disfruta su soltería. Aprovecha su tiempo divirtiéndose y planificando futuros estudios post- graduados. Sin embargo, en ella aún late el sueño de encontrar un compañero para casarse y tener hijos. Tan es así que aún conserva el traje de novia que había comprado, los zapatos que le combinan perfectamente y hasta mantiene separado el Castillo Serrallés para la recepción.

“Como no ha aparecido un nuevo prospecto, yo llamo al Castillo Serrallés cada enero, les informo que la boda se ha suspendido y pongo otra fecha. Lo he hecho tres veces”, dijo.

Mostró su libro de boda, que es una libreta común en cuyas páginas ha pegado recortes de revista con fotos de trajes de novia, atuendos de desposada, modas para las damas, fotos de anillos de diamantes e imágenes de cómo serían los cuartos de sus hijos, entre otras ilustraciones. Es como un documento de planificación.

“Mi boda y mi vida son un sueño”, dijo.

Lisandra Traverso es una dietista de 32 años de edad y divorciada. “Fui al matrimonio por miedo a quedarme sola y luego que me casé seguí estando sola”, narró. Su vida marital se había transformado en un círculo de maltrato emocional porque él tenía problemas de alcoholismo, no era muy comunicativo y además quería mantener su estilo de vida de hombre soltero, contó.

Se liberó de este yugo y aunque también quiere hallar un buen partido, está lejos de desesperarse.

Según Lisandra, hay mujeres que, ante el temor de quedarse solas, se casan con el primero que aparece y hasta se someten a relaciones de maltrato con tal de no perder a un hombre.

“Es que la sociedad te presiona para que te cases pues se piensa que una mujer se realiza como persona cuando logra el matrimonio y tiene hijos, y eso no es así”, elaboró Sandra de Jesús, de 39 años de edad y oficial de manejo de riesgos en una compañía de seguros. “Mi profesión me hace sentir exitosa y me ha dado independencia económica”, indicó.

Más allá del tabú

Algunos estigmatizan la soltería como si se tratara de una enfermedad. De acuerdo con el ex presidente de la Asociación de Psicólogos de Puerto Rico, David Pérez, se utilizan expresiones peyorativas, como “solteronas”, para burlarse o dejar la impresión de que hay algo malo en una mujer que está sin pareja.

Para todas las entrevistadas el matrimonio sigue siendo un anhelo, pero está lejos de rayar en la impaciencia. Es más, optarían por el honroso y muchas veces conveniente estado de la soltería antes que empatarse con hombres ordinarios, como los que se rascan la entrepierna y se ajustan su ropa interior sin pudor alguno, como los estereotipados macharranes del anuncio de una camioneta japonesa, dijeron.

Pero tampoco son buenos los hombres demasiado guapos, señaló Glorimar. “No es que ahora me vaya a buscar a todos los feos del País, pero es que un hombre demasiado guapo también es un problema porque las mujeres los acechan”, explicó.

Agregó que muchos de estos especímenes parecen sacados de revista pero su belleza se desvanece tan pronto abren su boca. Son “chicos-dinosaurio”, es decir, mucho cuerpo y poco cerebro, coincidieron al aceptar que lo mismo ocurre con algunas féminas.

Este desbalance de género ha recrudecido la competencia, más aún cuando el número de homosexuales ha incrementado, según la percepción de Yanny Ruiz, dietista de 31 años de edad. A eso se suma el que ciertos caballeros que no lograron completar estudios universitarios se sientan intimidados por una mujer profesional y le sacan el cuerpo.

“Se intimidan pues eso va contra el estereotipo de que el hombre es el sustento del hogar y tienen que ganar más dinero que la mujer”, dijo Sandra.

Muy atrás quedaron los tiempos en que las mujeres se casaban como una salida para mejorar su condición económica. Hoy día, ellas son propietarias de residencias, son independientes económicamente, tienen el potencial de asumir el poder político y logran más títulos académicos que los hombres.

Por ejemplo, el 69.5% de los graduados de bachillerato, maestría y doctorado del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico en el 2004 fueron féminas, según datos de la Oficina de Planificación Académica de ese centro docente.

Tampoco necesitan la presencia de un hombre para experimentar la maternidad. “Habrá que ver si la inseminación artificial sería una opción para la mujer que no encuentra un esposo”, planteó Torres al puntualizar que son opciones con implicaciones en los modelos morales y religiosos tradicionales.

Sandra consideró ser madre soltera cuando su reloj biológico empezó a dar los avisos de rigor. “Lo pensé, pero el poner a un hijo en un hogar sin la figura paterna me hizo cambiar de opinión. Yo iba a realizar mi sueño de ser madre pero le iba a negar a mi hijo la imagen de un padre. Eso acarrea otras consecuencias”, expresó.

Presión social lleva al matrimonio

Quedarse en la casa reduce las posibilidades de conseguir un parejo, coincidieron. Por ello hay que socializar. “Hay que salir a exhibir el producto”, señaló Glorimar. Puede haber candidatos en los “pubs” o clubes, en las fiestas del Viejo San Juan y hasta en la iglesia y el supermercado.

“Pero lo mismo uno encuentra un hombre bueno en una barra como uno malísimo en la iglesia. O sea que no hay una regla ni una fórmula para conseguir hombres buenos”, afirmó Lisandra.

Una tendencia que han observado los demógrafos son las relaciones entre hombres muy mayores con mujeres muy jóvenes. “Hay que tener cuidado pues hay cosas que se caen con la edad”, dijo Yanny provocando una explosión de risas.

Es la presión social la que empuja a la gente a casarse pese a que aun cuando las estadísticas revelan que las personas gente no se preparan para el matrimonio. Ocho de cada 10 parejas que se casan se divorcian, dijo el demógrafo Torres.

“¿Por qué entonces la soltería no puede ser una opción?”, se preguntó.

Reflejo la Isla del resto del mundo

Parte II

Domingo, 7 de agosto de 2005

Por José Javier Pérez
end.jperez1@elnuevodia.com


El desbalance por género ni es nuevo ni es único en Puerto Rico.

Mientras que en la Isla escasean los hombres, en China sobran como consecuencia de la política pública poblacional que en 1980 limitó el número de hijos por pareja a solamente uno.

Como en este país es culturalmente deseable el tener varones para garantizar la permanencia del linaje familiar, muchas mujeres terminaban su embarazo cuando conocían que tendrían una niña. Esos niños, ahora en edad reproductiva, no tienen muchas opciones para casarse algo que, a largo plazo, podría poner en riesgo la estabilidad socioeconómica de esa nación, explicó el demógrafo Arnaldo Torres.

Según dijo, en China unos 25,000 millones de hombres corren el riesgo de quedarse solteros. Y las proyecciones de ese país es que para el 2020 ese excedente de varones superará los 40 millones, según datos que salieron a relucir durante el Chinese People’s Political Consultative Conference, efectuado en Hong Kong en marzo de 2004.

Un poco de historia

En Puerto Rico, durante la época de conquista y colonización, los barcos atracaban en el litoral borincano repletos de hombres. Esa desigualdad hizo que en el 1514 el Rey de España permitiera a los colonizadores casarse con las taínas, en lo que fue la primera decisión política bajo la Corona Española para incrementar la población isleña, explicó Torres.

Incluso, el déficit de féminas fue tal que el 4 de agosto de 1526 el Rey concedió una licencia a Bartolomé Conejo para que estableciera en San Juan una casa de lenocinio o de mujeres públicas. Dos años más tarde, la Corona promulgó una ley que obligaba a todo español soltero residente en Puerto Rico a casarse para aumentar la población. La disposición no se pudo implementar por el número limitado de mujeres que vivían en la Isla, señaló el demógrafo.

Más inteligentes y cuidadosas

La situación ahora es totalmente diferente. La sequía actual de hombres se atribuye a varias causas que incluye una expectativa de vida más corta que la mujer, quizás la emigración, pero sobre todo, las muertes de varones en edad reproductiva como consecuencia de incidentes violentos, sida y accidentes automovilísticos.

De acuerdo con el demógrafo, parece ser parte de la naturaleza masculina el tener una tendencia a involucrarse en comportamientos riesgosos y violentos. Por ejemplo, los hombres se quejan de que las mujeres no saben guiar, pero no son ellas las que más mueren en accidentes de auto, dijo Torres.

“Estoy seguro que hay puntos de droga dirigidos por mujeres, pero a ellas no las matan porque son más inteligentes y cuidadosas”, sostuvo el demógrafo.

Este déficit de hombres es uno de los varios elementos que podrían estar modificando las dinámicas de la sociedad. Algunos de los indicadores que validan esto son, por ejemplo, el cada vez mayor número de mujeres que viven solas y el incremento en la cantidad de madres solteras, dijo la demógrafa Luz León.

Pero también se observan mujeres casándose con hombres que se han divorciado una o más veces y, al formalizar la nueva relación, arrastran consigo hijos de otros matrimonios. Se trata de cambios en las estructuras familiares que podrían suponer cierta interacción incluso con los ex compañeros de cada cual, señaló.

Repensar criterios sociales

Entretanto, la tecnología se presenta como una opción para mujeres que optan por buscar un compañero incluso extranjero, dijo León.

“La Internet parece ser la respuesta a la percepción que hay de escasez de hombres, pero aparenta ser el último recurso disponible cuando las estrategias tradicionales de hallar pareja no han funcionado”, dijo el psicólogo social y comunitario David Pérez. “Cuando ellas ven que no es fácil encontrar hombres, se corre la voz y eso ha generado una crisis como lo que pasó con la gasolina”, agregó.

Sin embargo, indicó que es necesario precisar si esta escasez de hombres está provocando una crisis o si se trata de mujeres con exigencias extremadamente altas que no responden a la realidad.

De otro lado, hay hombres que sencillamente no están interesados en casarse pues le huyen a la responsabilidad que supone el matrimonio, indicó Pérez, quien presidió la Asociación de Psicólogos de Puerto Rico. “Y como muchos tienen encuentros sexuales frecuentes con distintas mujeres que están disponibles, no necesitan el matrimonio”, señaló.

Según el psicólogo, es necesario redefinir los criterios sociales que establecen que el matrimonio y la maternidad son necesario para la autorrealización de la mujer. Validarlos podría añadir dosis de infelicidad en las mujeres que no cumplan las expectativas impuestas por la presión social.

Potencial para encaminar la sociedad

Parte III

Domingo, 7 de agosto de 2005

Por José Javier Pérez
end.jperez1@elnuevodia.com


Por ser mayoría y tener el potencial de influir en decisiones futuras, las mujeres serán las artífices del desarrollo socioeconómico de Puerto Rico, pronosticó el demógrafo Arnaldo Torres.

Según los datos del Censo, la Isla tiene una población de 3.8 millones de habitantes, de los cuales 2 millones son mujeres (52%) y 1.8 millones son hombres (48%).

“Si se organizan, esto es de ellas”, dijo.

Ya se han ido insertando en áreas de poder (como fue la elección de la primera mujer, ocupan profesiones que tradicionalmente eran dominadas por los hombres y tienen el poder de influenciar las decisiones eleccionarias.

No obstante, a pesar de ser mayoría, los hombres mantienen el control en muchas áreas, como es el caso de la política: la mayor parte de los secretarios de Gabinete son hombres; 77 de las 78 alcaldías del País están ocupadas por varones -la única alcaldesa es Itzamar Peña, de Las Piedras-, y en la Legislatura dominan los varones.

“Es porque aún hay un problema de mentalidad, ese que mantiene que las mujeres deben estar en la casa, y ese estereotipo, reforzado por los medios de comunicación, hay que cambiarlo”, declaró Torres.

En cuanto al desbalance por género, el demógrafo dijo que el gobierno podría promulgar políticas públicas para frenar esa reducción en la población masculina, merma que se atribuye principalmente a muertes violentas.

El problema del trasiego de drogas, el alcoholismo, el sida, la emigración y la guerra son variables que, si se controlan mediante políticas públicas, podrían quizás aliviar este desfase, indicó. También sugirió que las mujeres deben bajar sus estándares a la hora de buscar pareja.

“A veces se sueña con príncipes que no existen o galanes de cine que sólo tienen vida en la pantalla grande. No es lo estético, sino lo que está en el corazón”, indicó.

Pero, ¿pueden los hombres recostarse en esa noción de que son el último oasis en un desierto?

La respuesta de las mujeres consultadas por El Nuevo Día sobre este tema es contundente: mejor que no.

Todas coinciden en que prefieren seguir disfrutando de su soltería antes que emparejarse con la versión moderna de un cavernícola.

Es que, según el psicólogo social y comunitario David Pérez, no hay nada malo con la soltería, y el sentido de soledad es superable con grupos de apoyo o círculos de amistades que compartan intereses comunes.

viernes, agosto 05, 2005

Cuba: Periodismo contra viento y marea

Viernes, 5 de agosto de 2005

Por Javier Colón Dávila
End.jcolon@elnuevodia.com


NADIE PODRÍA imaginarse a un periodista que pueda trabajar sin libremente poder escribir en un papel o sacar una grabadora para documentar una entrevista.

En Cuba, sin embargo, las condiciones de trabajo para los periodistas no son ésas y al menos una que ejerció la profesión en ese país puede dar testimonio de lo peligroso que resulta recopilar información y diseminarla en su país.

María Elena Rodríguez lleva apenas un mes en Puerto Rico tras culminar un proceso de dos años que inició con su otorgación de la visa y ya ansía la oportunidad de trabajar en radio, preferiblemente como mantenedora de un programa. En ese medio, dicho sea de paso, se desempeñó como locutora de titulares para la emisora Radio Rebelde, pero luego de dos años, leyendo información que chocaba con sus ideales, no pudo más con la presión y renunció.

“En Cuba, la prensa, todo, está en manos del Gobierno. Están manejados por el régimen y publican informaciones autorizadas”, dijo Rodríguez, de 43 años y natural de la urbanización Santo Suárez, en La Habana.

Dice que “toda la vida” tuvo ideas contrarias a la filosofía del gobierno comunista, pero no fue hasta 1999, tras subsistir con un negocio ilegal de peluquería en su casa, que se integró a lo que ella llama “la prensa independiente” a través de un vecino disidente.

Rodríguez manifestó que su labor , en pocas palabras, se asemejaba a la de un periodista de guerra. Allí, de hecho, hay 23 periodistas encarcelados, incluyendo su amigo Normando Hernández.

“Si vas a la calle por cualquier razón... siempre andaba con bolígrafo y un pedazo de papel. Eso sí, la grabadora no la podía sacar en público. La gente se aterroriza”, dijo.

Según dijo, su vida se le complicó ya que además de tener que lidiar con una enfermedad de su hijo -ahora con 17 años- comenzó a sufrir actos de intimidación como llamadas telefónicas en la madrugada y lanzamientos de botellas, excremento humano y piedras a su residencia.

Incluso, aseguró, recibió ofertas para que desistiera de su labor periodística a cambio de que se le agilizara su salida del país.

Explicó que lograba que personas le dieran información, aunque no incluía el apellido “independiente” al anunciarse como periodista. Veía situaciones que denunciaba y que no necesitaban testimonios como escasez de medicinas, comida o aumentos en los precios de los comestibles.

“Retenía (en la memoria) con mucho trabajo”, dijo.

Mucho de su equipo, como papel, bolígrafos, el fax y el teléfono lo compraba con dinero del exilio, aunque aseguró que esa ayuda no comprometía su objetividad. Su principal método para diseminar la información a medios, todos fuera del país, era a través del teléfono.

“El exilio no orienta qué publicar. Es imposible. Ellos están acá y nosotros somos los que tenemos la realidad en las manos...”, dijo al calcular en 100 los periodistas “independientes” que laboran en Cuba.

Sus principales medios en el exterior eran Cubanet, Cubavoz.com, Habana Press, Nueva Prensa Cubana, Carta de Cuba, Payolibre, Radio Martí y El Disidente.

Rodríguez ni su hijo aún tienen residencia propia aquí. En Cuba dejó a un hermano y sus dos padres. El padre del niño, del que está divorciado, vive en dicho país.

miércoles, agosto 03, 2005

Niño amenaza de muerte a periodistas

Miércoles, 3 de agosto de 2005

Por The Associated Press


TEGUCIGALPA - El niño pandillero de 13 años encausado por asesinar el viernes a un agente de la Agencia federal Antidrogas de Estados Unidos (DEA), y señalado como responsable de otros 16 homicidios, advirtió que matará también a los periodistas que cubren su caso.

“No estaré mucho tiempo aquí y me escaparé para ir a matar a todos los periodistas”, advirtió Erlan Fabricio “El Siniestro” Colindres en su celda en la correccional de menores Renaciendo, en las afueras de Tegucigalpa, de donde se ha fugado tres veces desde el 2002.

Colindres, de 13 años, ha sido capturado además tres veces por asesinato.

“No me importa morir afuera, pero tengo que irme de aquí”, afirmó tras gritar a los 100 detenidos del centro: “¿Qué están haciendo aquí? Los quiero a todos en las calles”.

Estas expresiones las hizo cuando un grupo de periodistas revisaba las frágiles instalaciones de la correccional, donde se construirá una celda especial para Colindres.

El niño pertenece a la Mara La 18 y fue arrestado el sábado en una casa de madera en El Infiernito, conocido así porque allí residen numerosos pandilleros o “mareros” que con frecuencia matan y asaltan a los transeúntes y vecinos.

El lugar está en la colonia Nueva Suyapa, en la zona este de la ciudad.

La Policía arrestó a Colindres y a su guardaespaldas Manuel Romero, también de 13 años.

El ministro de Seguridad, Oscar Alvarez, dijo a AP que “los dos muchachos son los asesinos de Markey y han sido plenamente identificados por testigos”.

En un periodo de cinco años, según demuestran las estadísticas oficiales, han sido asesinados unos 12 estadounidenses en circunstancias similares en Honduras.

martes, agosto 02, 2005

Periodismo y relaciones públicas, una relación polémica por naturaleza



Por Oscar J. Serrano
Vocal de la Asppro / reportero de Primera Hora


15 de octubre de 2004


Si ejercer la profesión éticamente fuera tan fácil como enunciar un lema, el de esta convención sería la panacea: "La verdad comunica".

Nadie estaría en contra de eso. El relacionista público vive o muere por su capacidad de exponer la verdad que interesa su cliente. El periodista vive o muere por su capacidad de presentarle al público la versión más completa de la verdad que su preparación le permita recopilar y procesar.

Esos intereses muchas veces chocan y, de hecho, yo tengo que confesarles que no tengo problema con conceptualizar la relación entre ambos como una polémica por naturaleza.

Estoy seguro que la sesión de preguntas que sigue a esta intervención probará eso.

Pero antes, ¿qué es la ética para la Asociación de Periodistas de Puerto Rico (Asppro) que tengo el honor de representar aquí hoy?

Nuestro Código de Ética expone la aspiración de brindar al pueblo una información íntegra, honesta y altamente confiable. También anuncia el propósito de cada periodista de ver su centro de trabajo como instrumento de mejora social. Además, nos dice que estas metas se consiguen difundiendo informaciones balanceadas, claras, y libre de prejuicios.

Finalmente, quiero llamarles la atención al mandamiento ético que enfatizaré en estos breves minutos: la objetividad.

El Canon cuarto de nuestro código dicta que “la verdadera objetividad se logra cuando el periodista se cuida de informar honestamente” y que “una conciencia bien formada y respetada es la única garantía efectiva de la objetividad periodística”.

Notarán que no hay un intento de definir la objetividad en términos científicos o absolutos. No lo hay porque no es posible. Igual que los monjes franciscanos, la objetividad es la túnica con la que el periodista anuncia al mundo su devoción profesional. Pero la túnica no está por fuera sino por dentro, es un intangible que cada uno teje en su interior y que, por tanto, puede venir en tantas versiones como periodistas hay.

Estas características de la objetividad tienen un efecto que a casi todo el mundo se le olvida: nadie puede imponerle a un periodista una definición de lo que es ser objetivo.

Sin embargo, ese es el primer armamento que los sujetos de la noticia, y sus relacionistas públicos, sacan de su arsenal para atacar al periodista que escribe sobre ellos. En los peores casos, usan esta arma como el que levanta un crucifijo para alejar algún espíritu maligno.

No estoy aquí para excusar a nadie. Estoy seguro que todos ustedes tienen al menos una historia de terror relacionada con algún periodista obstinado. Si la historia tiene que ver conmigo, aprovechen y recuérdenmela.

No estoy aquí tampoco para argumentar que la naturaleza personal que tiene la objetividad periodística deba ser presentada como una licencia para matar.

Más bien, quisiera que entendieran un poco lo que yo llamo la objetividad “comprometida” o “activa” que entendemos que deben tener los periodistas modernos si quieren cumplir con sus deberes éticos.

Lo de “comprometida” lo presento como una contraposición a esa concepción “pasiva” de la objetividad que muchos periodistas todavía defienden porque le hace el trabajo mucho más cómodo y que muchos sujetos de noticia y relacionistas reclaman porque garantiza un camino más suave para el mensaje que interesan presentar.

Bajo el manto de la objetividad “pasiva” yo lo que necesito es construir una noticia con lo que dijeron A, B y C si es que A, B y C representan todos los lados de una controversia. Con eso cumplo y, al así hacerlo, me convierto en lo que la compañera Irene Garzón llama una “grabadora con patas”.

Con la objetividad “comprometida” el periodista sólo cumple cuando aplica su criterio balanceado a los hechos para ayudar al público a discernir cuáles son los puntos importantes de la controversia, quién los está evadiendo y quién los está abordando para llegar a una verdadera resolución.

Con el pasivo coge pon cualquiera y cuela el mensaje que quiera, algo que nos convierte en instrumentos de propaganda, demagogia y manipulación.

Con el comprometido, el que quiera montarse en la noticia tiene que justificarse, tiene que esforzarse por contribuir hechos y no retórica y tiene que ofrecer respuestas a los cuestionamientos.

No es darle espacio a una fuente simplemente porque representa uno de los intereses en conflicto. Hay que preguntarse qué me está diciendo, por qué, cómo esto tiene que ver con la controversia, cómo esto podría responder a una agenda de desinformación.

Si estas preguntas no son contestadas de manera satisfactoria hay que tener el valor de señalar en la propia historia cuáles son las deficiencias de esa reacción o cómo es que la misma constituye una tergiversación de la verdad.

El periodista veterano de mil batallas Ryszard Kapuscinski lo expuso de esta manera en su libro Los Cinco Sentidos del Periodista : “Siento que esta teoría llamada objetividad es totalmente falsa y produce textos fríos, muertos, que no convencen a nadie. Yo soy partidario de escribir con pasión. Cuanta más emoción, mejor para el lector. No tengo dudas sobre esto: los mejores textos periodísticos han sido escritos con pasión, transmiten que uno está verdaderamente vinculado y metido en el asunto del cual escribe. La emoción da fuerza al texto”.

La objetividad comprometida llama al periodista a vincularse sin tomar bandos, algo que es realmente una faena en un ambiente comunicativo en el que lo primero que se lanza son acusaciones de estar “abanderizado”.

Pero nadie dijo que esto era fácil. Como se indica en la colección de ensayos Últimas Noticias del Periodismo , “no existe un periodista creíble sin una identidad fuerte”.

Como es de esperar, ustedes se preguntarán cómo pueden desempeñarse para atender las necesidades de un periodista que ejerza una “objetividad comprometida”. Sencillo, recuerden su lema de que “La Verdad Comunica” y desarrollen una respuesta basada en la verdad y en un deseo genuino de comunicarla.

Si apuestan a que pueden confeccionar una respuesta que evada responsabilidades o transfiera acomodaticiamente el foco de atención, sólo ganaran con los periodistas de objetividad “pasiva”. Les sugiero que antes de hacer esto consideren que sólo se necesita un periodista con “objetividad comprometida” para desvestirles el muñeco y dejarlos expuesto a la intemperie.

Algunos entre ustedes estarán preguntándose válidamente dónde en el postulado de la “objetividad comprometida” se pueden poner los límites que todos necesitamos en un sistema de intereses encontrados como el nuestro.

Lo primero que hay que recalcar es algo que aprendí en mi curso de ética en la universidad. La responsabilidad moral es algo individual que presupone la posibilidad de decidir y actuar venciendo las presiones tanto exteriores como interiores.

El libro The Elements Of Journalism lo pone de esta forma: “Al final, el periodismo es un acto de carácter”.

“Como en el periodismo no hay leyes, reglamentos, licencias, ni auto regulación formal... la carga la lleva la ética y el juicio del periodista individual y de la organización en la que trabaje”.

En ese mismo trabajo se nos recuerda también que el principio del periodismo que reúne a todos los demás es que los periodistas tienen una obligación para con su conciencia.

En términos oficiales, la Asppro y el OPC tienen comités de ética en los que se pueden presentar querellas contra aquellos periodistas que sean miembros de la organización.

Pero hay algo bien efectivo que está al alcance de todos. Esta no es una sociedad de un solo periodista ni un solo medio de comunicación. Si usted es víctima de un exceso, eche mano de los demás espacios para darlo a conocer.

Después de todo, y parafraseando otra vez a Kapuscinski, el lector vota cada día sobre la suerte profesional de los periodistas, no cada cuatro anos como les sucede a los gobernadores, sino cada día...

* Ponencia presentada en el Foro "La Verdad Comunica", auspiciado por la Asociación de Relacionistas Profesionales de Puerto Rico.